DANZA TRIBAL FUSIÓN
El agua como elemento ambiguo que es fuente de la vida y puede resultar mortal, se relaciona estrechamente con las hadas. La naturaleza de las ninfas del agua es tan variable y caprichosa como las aguas donde viven y reflejan su belleza y peligrosidad.
El agua como elemento ambiguo que es fuente de la vida y puede resultar mortal, se relaciona estrechamente con las hadas. La naturaleza de las ninfas del agua es tan variable y caprichosa como las aguas donde viven y reflejan su belleza y peligrosidad.
Entre las hadas acuáticas se distinguen las que viven en agua dulce y las de agua salada. Las primeras son bellas mujeres y jóvenes hados que dedican su tiempo a seducir a los humanos, tocar el arpa, cantar y bailar. Personifican la vida misteriosa de la fuente, lago o río que habitan y son las protectoras de estos lugares. La esencia de una Náyade estaba vinculada a su masa de agua, de forma que si ésta se secaba, ella moría. Poseen poderes sanativos y tienen un talento especial para el canto.
Las Náyades pasan el día cerca de las fuentes, por la noche, con la luz de la luna, muestran sus bonitos cuerpos y despliegan su belleza transparente y misteriosa. Se les oye acopañadas de la música del agua y del sonido del viento entre los hayedos, entonan sus cánticos en la alta noche. Ríen con el alegre triscar de los arroyos, les gusta peinar su larga cabellera flotante al ritmo del fluir de las aguas, se bañan en las fuentes, cantan, bailan, celebran ceremonias secretas para convertir las corrientes en aguas milagrosas, y tejen túnicas de espuma en las cascadas.
Su belleza es delicada, emana una felicidad serena y poseen una piel suave y clara, y sus largas cabelleras son de color de oro. Tienen grandes ojos rasgados irisados de esmeralda, con un amirada cautivadora.
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